domingo, 28 de junio de 2009

Teosofismo - Lemuria

A finales de los años 60 y principios de los 70 hicieron furor los libros de Lobsang Rampa, el retorno de los brujos y otros parecidos. A pesar de estar basados en mentiras y ser, en general basura, estos panfletos marcaron el camino de mucha gente.

Existe un libro muy divertido de viajes titulado "Las ciudades perdidas de Lemuria" cuyo autor, David Hatcher Childress, realiza una investigación, acerca de una civilización perdida del pacifico. He dicho que es divertido porque, en algunos pasajes, este autor no duda en emplear el sarcasmo más radical al referirse a las idioteces que algunos y algunas, han escrito al respecto. Veamos a continuación una muestra:

Otra serie de informes relativos a "Lemuria" procede de una fuente cuya credibilidad es mucho más que dudosa. En 1888, una anciana rusa, gorda, chiflada y fumadora de puros, Helena Petrovna Blavatsky, publicó su extensa obra La Doctrina Secreta. Según ella, se basaba en parte de un antiguo documento titulado El Libro de Dzian. Madame Blavatsky decía que su conocimiento le era impartido telepáticamente por la Hermandad de los Mahatmas, unos "maestros" que gobiernan el mundo desde su cuartel general en el Tibet. También decía que el Libro de Dzian fue redactado en la Atlántida utilizando la antigua lengua senzar, actualmente olvidada, y que se escribió en hojas de palmera a modo de páginas. El original estaría guardado en una biblioteca secreta en el Tibet. Además de ofrecer una descripción de la Atlántida, el libro habla del continente perdido de Lemuria.

La Doctrina Secreta de Blavatsky es un libro casi imposible de leer, pesado, oscuro y lleno de contradicciones, pues allí donde en la página 785 dice A en la página 2876 dice B. Presenta al lector una cosmología muy particular.

Según esta información somos la quinta "raza matriz" que habita la Tierra, y nuestro planeta está destinado a tener siete de tales razas. A su vez, cada raza la forman siete subrazas. La primera "raza matriz", que se componía de seres formados de fuego y niebla, vivía en una Tierra Sagrada Imperecedera, pero que al parecer terminó desapareciendo. La segunda "raza matriz", apenas visible, habitaba el antiguo continente ártico de Hiperbórea. Es de notar que Blavatsky Usa la terminología de otras tradiciones de las que apenas tiene referencia, adulterándola cuando le conviene, para así dar cierto aire de credibilidad a sus escritos, pues la historia griega menciona con bastante frecuencia un país septentrional llamado Hiperbórea, que viene a significar "más allá del bóreas", el viento del Norte. La tercera "raza matriz" fue la de los lemures, término que tomó Blavatsky prestado de las ciencias biológicas del momento, que por entonces clasificaba como "lemures" a una serie de animales cuyos restos se hallaban tanto en Madagascar como en Malasia. Los lemures de Blavatsky eran unos seres gigantescos, sin cerebro, de aspecto entre reptil y simiesco. La cuarta "raza matriz" fue la de los atlantes, los primeros seres plenamente humanos. Nosotros somos la quinta. La sexta será una evolución de la nuestra y regresará a Lemuria. Después de la séptima "raza matriz" la vida abandonará nuestro planeta y empezará de nuevo en Mercurio.

El libro de Blavatsky hace una descripción muy detallada de los lemures. Tenían cuatro brazos y un sólo ojo en la parte posterior de la cabeza, lo cual les confería una "visión psíquica". No tenían necesidad de ninguna lengua hablada, pues se comunicaban por medio de la telepatía. Vivían en cuevas inmensas, de cientos o miles de kilómetros, escavadas en el suelo y, aunque carecían de cerebro propiamente dicho, podían usar su fuerza de voluntad para mover montañas, en sentido literal. Su patria, Lemuria, comprendía la mayor parte del hemisferio sur. Al parecer, Blavatsky conocía la obra de Wegener y Haeckel (Nota: el primero fue el que descubrió la deriva continental, el segundo el que hipotetizó un antiguo continente sureño que pudiese explicar la dispersión de los restos de los lemures encontrados en Madagascar y Malasia) y adoptó para sus propios fines el nombre que dichos autores dieron a sus hipótesis sobre un antiguo continente inmenso. Blavatsky también dijo que el continente existió hace millones de años, pero menos de los que afirmaba Wegener, concretamente entre sesenta y cuarenta.

Tras la muerte de madame Blavatsky en 1891, uno de sus discípulos, W. Scott-Elliot, delegado de la Sociedad Teosófica en Gran Bretaña, escribió una monografía en siete tomos titulada The story of Atlantis and the lost Lemuria. Scott-Elliot afirma que la información que contiene este libro procede de las mismas fuentes de La Doctrina Secreta, es decir que le fue dictado telepáticamente por los "Mahatmas" del Tibet. Y afirma que incluso tuvo el privilegio... de que le permitieran tomar copias... más o menos completas de una serie de mapas que mostraban la historia del mundo en los momentos críticos de su evolución.

Scott-Elliot reanudó la descripción de Lemuria a partir del punto en que la dejó madame Blavatsky. Decía que este continente inmenso tomó forma al desgajarse el antiguo continente nórdico de Hiperbórea. Los manus, es decir los supervisores invisibles del universo, eligieron entonces a Lemuria como el lugar donde pudiera evolucionar la "tercera raza matriz". Su primer intento de producir vida humana dio como resultado unos seres que parecían como de gelatina, pero andando el tiempo los cuerpos de los lemures se endurecieron, lo cual les permitió permanecer de pie.

Según Scott-Elliot, los lemures medían entre los 5 y los 6,40 metros de estatura. Tenían la cara plana, exceptuando un hocico saliente, muy parecido al de los cerdos, y carecían de frente. Su piel era de color marrón verdoso y su ojo posterior giraba 90 grados, como el de los camaleones, lo cual les permitía ver a derecha e izquierda. Este ojo sería la glándula pineal del hombre moderno. Sus talones sobresalían tanto que les permitían andar hacia atrás tan fácilmente que como hacia adelante, utilizando su inmensa cola reptiliana para mantener mejor el equilibrio. Juzgado de acuerdo con nuestros cánones, el aspecto general de un lemur es más bien repugnante. No menos que el aspecto de los reptiles que utilizaban en sus cacerías... ¡No sería nada agradable tropezar con uno de los lemures de Blavatsky y de Scott-Elliot en un callejón a oscuras!

Por si esto no resultara suficientemente estrafalario, Scott-Elliot prosigue su descripción relatando cómo al principio los lemures eran hermafroditas que ponían huevos. Solamente empezaron a ser mamíferos en el momento de la evolución de su quinta subraza. Sin embargo, durante su desarrollo sexual cometieron el error de cruzarse con animales, dando lugar a los monos que hoy pueblan nuestro planeta. Esto repugnó a los Lhas, seres sobrenaturales cuya misión, en esta etapa del plan cósmico, era encarnarse en seres humanos para mejor ayudar a los lemures en su evolución. Los Lhas se negaron a cumplir pues su misión, y unos seres procedentes de Venus resolvieron el problema brindándose a ocupar el lugar de los Lhas. Los venusianos, ya mencionados por Blavatsky a los que llamó "Señores de la Llama", habían creado una civilización muy avanzada en su propio planeta. Es de mencionar que, según la Blavatsky, esa civilización aun existiría, y aun podríamos encontrarla en el planeta Venus. Ellos enseñaron a los lemures a alcanzar la inmortalidad mediante la reencarnación personal.



También, según Blavatsky y Scott-Elliot, trajeron varios regalos al planeta tierra, como las abejas y los plátanos, que tendrían pues un origen extraterrestre.
Lemuria empezó a desintegrarse durante el periodo de las subrazas sexta y séptima, y varias partes de ese inmenso continente se hundieron en las aguas. No obstante sobrevivió una parte de una península que se extendía hacia el Atlántico Norte, que más tarde sería conocida como la Atlántida. Fue allí donde nació la "cuarta raza matriz" hace unos 800.000 años: los atlantes. Estallaron una serie interminable de guerras entre los atlantes y los restos de los antiguos lemures, que vivían en lo que ahora es Australia.

Durante estas guerras la mayor parte de la Atlántida se hundió hasta quedar reducida a una isla relativamente pequeña. Mientras tanto, tuvieron lugar otras guerras y aparecieron otras islas. Otro desastre partió por la mitad la Atlántida que quedó escindida en dos islas llamadas Rutas y Daitya. La tercera fase del cataclismo tuvo lugar hace unos 80.000 años. Finalmente, los últimos restos de Rutas se hundieron definitivamente exactamente en el año 9654 antes de Cristo.
Por si fuera poco, los autores de esta bazofia, aún tenían la cara dura de decir que “los científicos más ortodoxos ya la están reconociendo”.

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