lunes, 20 de julio de 2009

SECTAS - LA SECTA GNOSIS (III) - Contexto

Se da continuidad a la serie de artículos sobre las sectas gnosticas, El autor, que desea permanecer en el anonimato, se manifiesta abiertamente anti-gnostico, Recordamos a nuestos lectores que las opiniones vertidas en el no pertenecen a ninguno de nuestros colaboradores, sino que ha sido recogidas de Internet; no obstante, Legión Gemina valora positivamente el trabajo de análisis realizado.
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Para hablar de este grupo sectario primero deberemos formular un planteamiento de contexto dentro de los cuales nace la Gnosis y cómo posteriormente llega a nuestros días este grupo seudo-religioso de manos de un personaje trastornado.



La "Gnosis", fue un movimiento religioso que encarnaba dentro de prácticas ocultistas a los, considerados, primeros herejes. Su base era que el "mundo físico y material" no había sido creado por el Dios Verdadero, sino un Demiurgo, un Abraxas o como dice la secta "un ángel ciego y loco"; este ser era un imitador imperfecto que los gnósticos identificaban con Yaveh del Antiguo Testamento. Por lo tanto la materia y el mundo en su más amplia totalidad era algo corrupto que aprisionaba las almas puras emanadas del Dios Verdadero.



Esta teoría religiosa nació en el siglo I y II y con altas y bajas logra sobrevivir hasta mediados del siglo IV, poco se ha rescatado de sus libros y creencias, han sobrevivido sus teorías teológicas y filosóficas encarnadas en un puñado de textos y escritos, su propia cripta en torno a sus pensamientos lo hicieron cerrado y poco conocido, podemos decir que aunque contó de cierto reconocimiento no fue convincente o sustentable.



Gnosticismo proviene del griego y podemos traducirlo como "conocimiento", los miembros gnósticos afirmaban la existencia de un tipo de "conocimiento especial", superior al de los creyentes ordinarios y, en cierto sentido, superior a la propia fe. Este conocimiento podía llevar a la salvación por si solo y convertir al hombre en cuasi-dioses por el conocimiento mismo.



El gnosticismo cree en la posibilidad de ascender a una esfera oculta por medio de los conocimientos de verdades filosóficas o religiosas; sólo una minoría selecta puede acceder a ellas. Se trata de una mística secreta acerca de la salvación. Optaron por un pensamiento en el que unían doctrinas judías, cristianas, persas, paganas y dogmas de diversas corrientes de pensamientos filosóficos, incluso la alquimia. Caen en un dualismo de considerar que el "Mal" es la materia, la carne o las posesiones y el "Bien" es la sustancia espiritual.



Volviendo al Demiurgo, estaba asistido por siete Arcontes, que se identificaban con los siete cuerpos celestes de la astrología tradicional. El alma humana era obligada a encarnarse una y otra vez en un cuerpo material, cegada al mundo espiritual del que procede, y uniéndose en la maldad. Evitar que naciera más gente era evitar que las almas fueran atrapadas en los cuerpos, más adelante describiremos el carácter de negación sexual de este movimiento.



A todo esto, dice el gnosticismo, el Dios Verdadero había enviado a Jesucristo para liberar a la humanidad. Como Jesucristo era puro no podía estar atrapado en un cuerpo físico. Se parecía a los apóstoles para darles su mensaje, pero la crucifixión, muerte y resurrección no eran más que una ilusión, ya que no era material.



San Juan, en alusión al movimiento gnóstico, escribe en su Evangelio: "y la Palabra se hizo carne", claramente contradiciendo a los gnósticos de la forma más directa que se puede leer en la Biblia; San Pablo también pone su parte y enérgicamente escribe: "Cristo es la imagen del Padre, Creador de todas las cosas y Redentor de la humanidad"."En El habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad". La Biblia es un campo donde los seguidores del gnosticismo no figuran en mayor medida, Simón el Mago era gnóstico y se lo menciona en "Hechos de los Apóstoles" y el relato no deja muy bien parado a Simón. Dentro de los muchos Evangelios apócrifos, es decir que no pertenecen a la Biblia, está el de Santo Tomás, gnóstico por cierto. Los más devotos seguidores del gnosticismo fueron los "ascetas" o ascéticos (quienes negaban la sexualidad) y los "puritanos" medievales.



Para incursionar un poco más en los ascéticos diremos que provienen de los primeros cristianos que se recluyeron en los desiertos de Egipto y dieron origen al término "Monje", religiosos aislados, conocidos de muchas formas y generalmente llamados ermitaños. El Monje Antonio de Egipto fue uno de los más reconocidos, de estas comunidades aisladas y de sus líderes surgen los ascéticos.



Los movimientos de los Cátaros y Albigenses, que cargaron contra la iglesia, en plena Edad Media, que posteriormente dieron origen a Las Cruzadas, fueron motivados por el pensamiento gnóstico. No tanto por que el gnosticismo perdurara en esos días sino por "la moda" (por llamarlo de alguna forma) de lecturas antiguas que existía y que engendró estos levantamientos.



Una vinculación interesante del gnosticismo es la del, gnóstico por supuesto, Marción en el siglo II, quien era incondicional seguidor del Apóstol Pablo es su forma de ver a Dios como el Dios-Bien, lo puro, y en la visión de Pablo de un cristianismo como una religión optimista. Marción era más radical y pensaba que el Viejo Testamento era obra del Demiurgo, del Dios-Justiciero, el "Dios de la Sangre" lo llama, el Yaveh, el impostor.



Marción hizo una depuración de los Libros Sagrados, siendo tan tajante y presuponiendo que todo era obra de Yaveh o al menos estaba contaminado por este, pretendió reducir las escrituras a testimonios de la teoría paulina: siete epístolas de Pablo, el Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles. Sus conclusiones no son mayormente importantes, sino que, en reacción a su crítica escriturística, se fijarían los libros canónicos (Concilio de Roma, del año 382).



En la otra orilla de la posición de Marción, se encontraba en cartaginés Tertuliano, creyente de la bondad humana por naturaleza. Pero plantea que la iglesia no es una congregación de santos sino un reformatorio de pecadores, y consideraba que la simple fe y entrega a Dios no era suficiente para la salvación sino que eran necesarios castigos físicos e infernales para corregir la naturaleza extraviada de esos pecadores.




Tertuliano afirma que la sociedad es la que corrompe al hombre y que sólo los que se aíslen de esta podrán ser salvados, por que permanecerán puros a la naturaleza bondadosa del hombre, por lo que no se podía ser soldado, participar en los organismos públicos, enviar los hijos a la escuela pagana, ni realizar siquiera actos religiosos por que eran también paganos. Tertuliano refutaba también a un hombre considerado hereje como Montano, quien acuñó el concepto que las mujeres deberían tener los mismos privilegios eclesiásticos dentro de la iglesia, incluso de obispos, pero más tarde Tertuliano se pasa al "montanismo" y termina de completar la ya muy manipulada religión.

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